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Mariana Hernández León

Vida cotidiana y narcotráfico

Magali Tercero

Víctimas inocentes

Hace unos cuatro anos una señora embarazada perdió la vida en una papelería. La mató una bala perdida. Ese tipo de cosas empezaron a ser frecuentes en Sinaloa.

Vox populi

¡Tírese al suelo!

Mataron a una maestra en la puerta de su casa cuando despedía a una amiga que estaba de visita. Todo porque cerca de su casa estaban matando a un narco de carro a carro. Cuando la amiga le gritó: “Tírese al suelo, están disparando”, ella cayó pero ya le habían dado un balazo.

Javier Valdez, periodista

Son buenos contigo

“Si no te metes en eso no te pasa nada, son buenos contigo.”

Una cocinera, un chofer, la recamarera que impidió a los soldados
catear la 
casa de sus patrones ausentes, una enfermera 
y tres taxistas entrevistados para este libro

En nombre de mi padre

“Ella es nieta de Leyzaola”, informa la chica. “¡¿De Leyzaola la Onza?! ¡¿Qué hace una nieta de Leyzaola en el DF?! ¡¿Qué haces aquí en Culiacán?! Mi abuelo me contó cómo asesinaron a tu abuelo. Él lo conoció”, responde su amigo con una exaltación en la voz que me resulta muy ajena.


Por mi hijo


La mayoría en Culiacán tenemos un vecino o un familiar víctima de las balas o que andaba en malos pasos. Los que duelen más son los inocentes.

Alma Trinidad Herrera

No se miran buchones

Antes ibas a cualquier lado, a cualquiera sin excepción y no pensabas más que en ir a comer, bailar, en fin, a disfrutar del rato... Pero de un tiempo para acá piensas: “¿Ahí es peligroso? ¿No ha habido balaceras, levantones? ¿No se miran buchones armados?” No es vida y no me doy baños de pureza pero hay que hacer algo por los que vienen, compañeros. Nosotros ya somos caso perdido...

Eduardo Parra, escritor (frase hallada en un blog)

La hora feliz

Mi hija me dijo: “Cuando empiece la hora feliz me voy a meter al baño”. Así llama ella a las balaceras: la hora feliz. “¿Por qué el baño?”, le pregunte. “Porque es el lugar más seguro”. A mis hijos les digo todo el tiempo: “No te asomes a la calle. No corras la cortina de la ventana que da a la calle. Tírate al suelo. No gatees. Arrástrate como reptil. Vete a los cuartos que están mas lejos de la calle. Protégete, llama a la policía”. Estamos entrenando a los hijos para la guerra. Es como un entrenamiento para el fin del mundo. Es la herencia.

Ernesto Diezmartínez, académico y crítico de cine

Raza indígena mezclada con blanca

Una tía mía avecindada en el DF pero nacida en Culiacán me muestra su acta de nacimiento. En ella se consigna 1928 como su año de nacimiento, el nombre de sus padres y un dato inesperado: “Raza: Indígena mezclada con blanca”. ¿Reminiscencia de las castas de la colonia? Alguien me explica que eso ya no se pone ahora. La escasa presencia de nativos puede ser un orgullo: “Aquí la raza salió muy buena porque no hay sangre indígena”, señala una señora de clase media-alta. Me hace recordar a una vieja pariente para quien la blancura era la mitad de la hermosura, una idea muy enraizada en el Culiacán de los treinta del siglo XX.


Calorón


¿Vienes a Culiacán? Verás que no se puede ni caminar en la calle. Es muy mala fecha. Hace unos días alcanzamos los 40 grados de temperatura.

Un conocido de la familia

Homicidio doloso de un ser querido

Estoy a la mitad de un viaje de trabajo involuntariamente contaminado por una exploración personal de la tierra de mi madre, una sinaloense como tantas, agobiada por el asesinato de su padre, como escribí en otro momento. Solo ahora siento visceralmente la realidad vergonzosa de un Culiacán con tantos entre los suyos agraviados por el homicidio doloso de un ser querido. Me asaltan, de cuando en cuando, las palabras de Alma Trinidad Herrera: “Murió como un vil delincuente”. Durante los primeros meses ella estuvo mencionando a diestra y siniestra los nombres de los asesinos de su hijo Cristóbal, de 16 años. Luego le aconsejaron prudencia.


2008 hace que nos caiga el veinte


Hablamos tanto de todo esto porque para la sociedad es una necesidad. Como en el psicoanálisis, 2008 hace que nos caiga el veinte. Sabíamos que existía el narco. Ahora hay las balaceras a la luz del día, con decenas de víctimas inocentes. Esto muestra que fracasa la legalidad, hay gente que acaba por hacerse justicia por su propia mano.

Periodista

¿Padre asesinado, sicario seguro?

Aquí psicólogos y terapeutas están alarmados por las secuelas de una sociedad en descomposición acelerada. “Padre asesinado, sicario seguro”, parece ser la ecuación. No obstante, me ha tocado vivir el otro Culiacán y he disfrutado mucho en este mundo de gente alegre y entrona, resistente y muy capaz de sobrevivir, como señaló Gilberto López Alanís en la entrevista sostenida durante mi primera mañana culichi. Y no sólo están las víctimas inocentes de las balaceras que el Noroeste y otros diarios mencionaron durante 2008. Huérfanos, viudos y viudas, padres con hijos asesinados. Hay que considerar, también, a los descendientes de aquellos fallecidos de muerte violenta en algún momento de la historia de Sinaloa, víctimas, a su vez, de 1a vio1encia histórica de su estado. “Es que tienes que fijarte mucho”, me dice Cuamea con esa indignación que brota cuando menos se espera: “Tienes que fijarte como dirimimos aquí nuestros problemas. Desde que yo recuerdo lo hacemos a chingazos. Me enfurece que se vea a Culiacán como el Sinaloa Curious que pintan los reportajes del DF”.


Memoria viva


“Este libro sobre el mayor Alfonso Leyzaola duele a muchos en Culiacán. Aquí la memoria siempre está viva”, expresa un señor del público durante la presentación del libro En nombre de mi padre, de Margarita Leyzaola (1929-1977).


Sinaloa: laboratorio narco


“Sinaloa es el laboratorio de lo que ocurre en México. Lo que estamos viendo en muchos estados del país ya pasó aquí hace 30 años. EI narco está en todo el territorio”, me dice Francisco Cuamea en el Café Miró ––refugio de intelectuales–– de la colonia Chapultepec, familiarmente conocida como “la Chapule”, ubicado a unos pasos del exuberante Jardín Botánico de Culiacán. Recordando que ese paraíso ––en serio, Sinaloa tiene una naturaleza paradisiaca–– fue escenario de la persecución policiaca de un sujeto contratado para asesinar a un profesor de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), veo que la imagen de este estado como laboratorio del desgaste social en que se despena México determinó mi aproximación a su ciudad capital: escuchar las historias sobre serranos que habiéndose quedado sin “jefes” ni “trabajo” desde que empezó1a guerra del narcotráfico en Culiacán, bajan a asaltar a la población; imaginar a los traficantes jóvenes ––“buchones” los llaman por exhibirse como nuevos ricos con su whisky Buchanan's matando a cualquier ciudadano que se atraviese ante sus Hummers de rines alzados; mis sensaciones frente a las camionetotas de lujo de las que el 75 por ciento de las ventas se realiza en la ciudad con mas poseedores de automóviles en México, con tres o cuatro coches por familia. Aquí y allá he oído sobre aquel guapo venezolano que sedujo y decapitó a la mujer de un conocido criminal de la droga. Sobre cómo el marido recibió la cabeza en una caja. Aquí y allá me mencionan una misteriosa camioneta de lujo que persigue a los conductores como parte de una apuesta entre buchones: “Si no te detienes te matan. A uno le dijeron: 'Puedes irte, aposté que te parabas”'.


¿Bandidismo social?


EI historiador británico Eric Hobsbawm creó la categoría de bandidismo social en su clásico Bandits (19ó5), donde estudió las formas populares de resistencia. En ellas incluyó a las mafias como expresión de una forma primitiva de protesta ejercida por los rebeldes tipo Robin Hood (o Chucho el Roto y Jesús Malverde). En dicha obra se refiere a las zonas rurales donde se vive el paso de la sociedad agraria arcaica a la agraria capitalista. En Sinaloa estaríamos hablando del campesino serrano convertido en narcotraficante urbanizado, o buchón. Según este autor, al perder los Estados modernos su capacidad de control, la reaparición del bandolerismo social en el tercer milenio se vuelve factible. Sinaloa demuestra que se quedó corto.


¿Criminales en busca de felicidad?


Algún entrevistado mencionará a los rebeldes primitivos y su rebeldía social transformada en un poder como el de la mafia. ¿Existirán esos que el artista brasileño Helio Oiticica definió, en pleno romanticismo de los sesenta, como criminales en desesperada búsqueda de la felicidad auténtica”? El problema con los mariguaneros –“orgullosamente mariguaneros” dijo alguien- ahora convertidos en narcotraficantes internacionales es que, al amparo del dinero invertido en las nóminas de las autoridades, se ha desembocado en un hecho mas visible que nunca: las victimas inocentes.


Cara de caballo


Helio Oiticica escribió alguna vez: “Quería aquí homenajear a lo que ya creo que es la revuelta social individual: Ese que llamamos ‘bandido’”. Esa clase de pensamiento es peligrosa pero muy necesaria para mí: hay un contraste, un carácter ambivalente, en el comportamiento del hombre marginal: más allá de una gran sensibilidad subyace un carácter violento, y muchas veces, generalmente, el crimen es una suerte de búsqueda desesperada de la felicidad. Conocí a Cara de Caballo personalmente y puedo decir que era mi amigo, pero para la sociedad era el enemigo público numero uno, buscado por crímenes y asaltos audaces. Lo que me dejaba perplejo entonces era el contraste entre lo que conocía de el como amigo, como alguien con quien hablaba en un contexto de la vida diaria como haría con cualquier otra persona, y la imagen creada por la sociedad, o la forma en la que su comportamiento se desplegaba ante la sociedad. Este homenaje es una actitud anárquica contra todos los tipos de Fuerzas Armadas: policía, Ejército, etcétera. Son de hecho poemas protesta en [Capas y cajas] que tienen mas un sentido social […] Cara de Caballo refleja un importante momento ético, decisivo para mí, pues refleja una revuelta individual contra cada tipo de condicionamiento social. En otras palabras: la violencia esta justificada como revuelta pero nunca como opresión.


Perversión


La violencia ha pervertido a la sociedad sinaloense.

Anónimo

¿Narcoinsurgencia?

Un reporte del Ejercito estadounidense alerta sobre el crecimiento de grupos paramilitares en México, algunos de los cuales son usados por los carteles de las drogas para dominar territorios y retar al Estado, además de ubicarse como parte de “la tercera generación del crimen”. En el informe titulado La narcoinsurgencia de México y la política antidrogas de Estados Unidos, el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército, dependiente del Pentágono, plantea la necesidad de que el gobierno de Barack Obama modifique su estrategia contra el narcotráfico y la cambie a contrainsurgencia. “Se está observando una transición del gangsterismo tradicional de asesinos a sueldo, a terrorismo paramilitar con tácticas de guerrilla”, advierte.

EI Universal, 5 de julio de 2009

Placiosas, extravagantes

En los ochenta iba a las fiestas de narcos después del reventón en los bares. Era lo más común. Tenían casas muy “placiosas”, muy extravagantes. Todos en Culiacán sabían con quien convivían pero no se metían con nadie. Bailaban. Había mucha droga. Cada quien sabía lo que hacía. Ahora las madres de familia de esa generación se preguntan cómo educar a sus hijas veinteañeras. La información les llega por todos lados. “Con eso basta, ¿no?”, me dice esta profesionista de 43 años.


Precisión


Precisión: “Información no es formación”.


Mandé a mi hija a Canadá


Las jóvenes se ponen en contacto unas con otras para relacionarse con narcos [porque] la aspiración de ellas es conseguirse un narco que les deje dinero. Como dicen los jóvenes en tono irónico: “Todo mundo sabe quiénes son, dónde están, menos el gobierno”. Yo me resisto a aceptar que esto ya es cotidiano. Estamos aprendiendo a vivir con el miedo. Tengo que salir, tengo que ir a trabajar, a hacer tal trámite, tengo que hacerlo bajo mi propia responsabilidad. En Culiacán no te asaltan pero puede haber un enfrentamiento, un retén. Mi hija no vive aquí. La mandé a Canadá porque las madres queremos evitar que se enamoren de ellas. Lo he comentado y lo que me dicen es: “O les prohíbes salir o échales la bendición y encomiéndaselas a todos los santos posibles porque quién sabe si regresen”. Me decía una madre: “Yo lo único que hago es decirles que está bien, que está mal y ellas sabrán que hacer”. Conscientes de que estamos expuestos, igual yo puedo salir y no regresar. Igual mi hijo o mi hija. Con quién se junte de mi casa hacia fuera ya no sé. Conozco a muchos de sus amigos pero no a todos. Son decisiones que ella va a tomar. Está muy claro cómo esta la situación. Claro que habrá otros padres más permisivos, buenos o malos. A mí no me toca juzgar pero tiene mucho que ver la relación de la familia porque cuántas sorpresas no se habrán llevado algunos padres cuando se los regresan encarcelados o muertos.

Madre de familia

Vamos al Caliente

Una mujer de 47 años me invita a jugar en la casa de apuestas Caliente para que vea, con mis propios ojos, “la desgracia de que estén estos establecimientos aquí”, visitados en un 90 por ciento por mujeres adictas a las maquinitas llenas de luces y musiquitas casi infantiles para hacerse la ilusión de haber obtenido algo grandioso. Es martes apenas. Está lleno de mujeres. Hay algunos hombres y es casi medianoche. “Hay muchas adictas al juego. Es su diversión. Qué lástima que llegó esto a Culiacán, pero necesitan el casino porque ahí se lava el dinero. Si no para qué”.


Lastrados


Esta dama, que desea permanecer en el anonimato y cuyas hijas aparecen en las planas de sociales todo el tiempo, me dirá una noche: “Pertenezco a una familia lastrada. La muerte de mi abuelo es una injusticia que nadie superó nunca. Su muerte bajo tortura tampoco. Es algo que a muchos miembros de la familia nos impidió hacer muchas cosas en la vida. Eso sí, cuando alguien habla mal de él en mi presencia, yo los paro. Las mujeres de aquí somos muy distintas a las del sur. Somos muy bragadas”. MV lo deja muy claro: la memoria de la sangre derramada se transmite de generación en generación. Cuando los nietos de dos antiguos rivales a lo mejor ya muertos, se encuentran vuelve a suscitarse esta revoltura de emociones.


Cómo temblaba


Cuántos silencios súbitos. Como el de la tarde aquella de la carne asada en uno de los fraccionamientos residenciales amurallados. Enmudecieron todos cuando un profesionista treintañero comenzó a acordarse, muy exaltado, de una conversación que oyó en el aeropuerto de Culiacán: “Eran cinco militares entre los 22 y los 30 años. Estaban de pie, antes de la zona de seguridad. Reían mucho. Decían: ‘Cómo temblaba, cómo lo jalé’. Estaban contando cómo torturaron y asesinaron a alguien. Hablaban tranquilos, como cuando yo platico con mis amigos sobre una borrachera. A Culiacán lo está dominando una subcultura. No hay salidas”.


Callar o morir

Un entrevistado que se identifica sencillamente como Juan, explica: “Aquí es mirar y callar o te matan. No se puede gobernar mas que así. Es muy difícil en estos tiempos. El problema es muy grave. Antes el narcotráfico estaba muy controlado porque los gobiernos negociaban, pero ahora no. Ya ve aquella matanza de una familia en 2007. Los soldados iban drogados con mota y cocaína, al menos es la deducción, pues llegaron a acribillar a la familia a su casa nomás así. Estuvo muy comentado. No hubo castigo, claro. Ya se sabe con los soldados: se los llevan con ese uniforme suyo, los retiran un rato y luego los regresan. ¿Quién los va a reconocer? También mataron a otra familia que iba en una Hummer. Dijeron que fue en defensa propia, pero no: todas las balas entraron por detrás. Cuando se pone duro la economía se pone muy mal. Aquí han comprado ejidos, barcos de carga camaronera para transportar la droga, industria automotriz. Están metidos en todo. La economía aquí esta ya muy infiltrada”.


Día de las madres y la ciudad vacía


Fue mi cumpleaños cuando mataron al hijo del Chapo. Al día siguiente la ciudad estaba vacía. Era el 10 de mayo y nadie salió. Yo no sé que le pasa al Presidente. Lo primero que el tenía que haber arreglado era el desempleo. La prioridad es la economía no la violencia. Sólo ha creado mas violencia. Aquí tenemos muchas temporadas de mucho miedo. La economía esta controlada, se van ellos [los narcotraficantes] y se acaba el consumo.

Madre de familia, 50 años

En cash

No importa si me pagan en cash por los departamentos y casas que vendo. Yo tengo que vivir de algo. Los narcos son muy buenas personas si no te metes con ellos.

Hombre, 38 años, aficionado a la lectura y al cine

Sé que voy a lavar dinero

Cuando termine la carrera sé que voy a lavar dinero incluso sin darme cuenta. Es parte de la vida de aquí.

Universitaria, 24 años. Recién volvía de una estancia como estudiante en Canadá

Ya hay pordioseros

Me dicen que no hay pordioseros, pero el Noroeste del 6 de noviembre de 2009 traía una nota encabezada así: “Deambulan indigentes sin espacio ni atención”. Era un reportaje sobre el Centro Madre Teresa. Lo cierto es que Culiacán, y esta cronista lo constató a lo largo de varias visitas, luce como una ciudad pujante y rara vez se ve un mendigo. “¿Cómo es posible que en estas condiciones macroeconómicas usted visite Culiacán y parezca, en algunos lugares, que esta recorriendo un bulevar en Miami?”


El narco ya no contrata


Los músicos hicieron un plantón el año pasado y se quejaron porque se les había terminado el trabajo y los narcos ya no los contrataban. Me tocó.

Testimonio anónimo

Ciudad cosmopolita

Cuando se inauguraron, en agosto de 2009, dos sucursales de Starbuck’s, el flamante’ gerente, Gerardo Rojas Blázquez, declaró: “Es una ciudad importante, cosmopolita, de consumidores exigentes. Tiene todo el potencial para tener muchas tiendas”. Y parece que así es porque, como declara en entrevista un economista universitario recién egresado: “Además de las fortunas legales de las familias tradicionales que no se metieron con la amapola en los cuarenta, hay mucho dinero del narco”.

 


Extracto de Magali Tercero, Cuando llegaron los bárbaros… Vida cotidiana y narcotráfico (Mexico: Planeta-Temas de Hoy, 2011), 65-73. www.editorialplaneta.com.mx/descripcion_libro/809

 


Magali Tercero es cronista y periodista cultural. Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010 por Culiacán, el lugar equivocado. Es autora de Cien freeways: DF y alrededores, San Judas Tadeo, santería y narcotráfico, y coautora con Teresa del Conde de Frida Kahlo. Una mirada crítica (Planeta, 2007). Obtuvo el Premio SIP de Excelencia Periodística 2007, en la categoría de crónica, de la Sociedad Interamericana de Prensa en Miami (SIP), y el Premio Nacional de Crónica Urbana Manuel Gutiérrez Nájera, otorgado por la UACM en 2005. Está incluida en A ustedes les consta. Antología de la crónica en México, de Carlos Monsiváis, y en Los mejores ensayos mexicanos 2005, antología de Antonio Saborit (Joaquín Mortiz). Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), periodo 2007-2010. Es columnista de “Laberinto”, suplemento cultural de Milenio Diario, y colabora en Letras Libres, La Tempestad, Cultura Urbana y otras publicaciones.