Esta puesta en escena del Fausto de Goethe recrea uno de los mitos esotéricos más universales de todos los tiempos, el del hombre que vende su alma al diablo. Toda la historia de Fausto se pone en escena, pero no la totalidad del texto ni todas las escenas. En su lugar, el público de treinta personas es guiado a través de una sucesión de ambientes oníricos, en un viaje hacia el inconsciente del personaje. El Fausto de Ói Nóis trae a colación la pregunta de quién es, después de todo, el hombre fáustico de nuestro tiempo: ¿el científico y el político, o el extranjero, el que se opone al sistema? Esta historia le revela al público dos factores esenciales para la emancipación humana: el deseo de conocimiento y el principio del placer, ambos cruciales para la lucha contra el poder y para alimentar revoluciones.