Renato Rosaldo
La presencia de los/las Latinos/as en los Estados Unidos desafía la noción del ciudadano monosujeto, una persona que habla sólo inglés y vive únicamente en relación a su herencia anglosajona. Junto con otros grupos, los/las Latinos/as desmienten la noción de que hay que definir a los Estados Unidos como un territorio delimitado dentro del cual se habla un solo idioma y existe una sola cultura. Si no, ¿por qué habrían de sentirse amenazados los grupos "anglos" por las personas bilingües que hablan inglés y español con fluidez? La respuesta a una sensación de amenaza incluye la marginalización y hasta la exclusión de los grupos Latinos en los Estados Unidos. Al mismo tiempo, hay que considerar las prácticas culturales cotidianas a través de las que los/las Latinos/as marcan su espacio y reafirman su derecho de ser miembros plenos de la sociedad, un proceso que yo llamo ciudadanía cultural.
La ciudadanía cultural en los Estados Unidos se basa en una aparente paradoja. Conlleva, simultáneamente, a reafirmar la diferencia cultural y el derecho a ser ciudadanos de primera clase. En vez de aceptar la ideología dominante que estigmatiza la diferencia, o que la ve como señal de inferioridad, la ciudadanía cultural afirma que aun en contextos de desigualdad la gente tiene el derecho a su propia ascendencia y patrimonio.
El término "cultural" hace referencia a nociones específicas que transmiten un sentido de validez humana, como la dignidad, el respeto y la confianza. Dicho de otra manera, lo cultural hace referencia a las evaluaciones subjetivas que la gente tiene de sus propias situaciones. Un extraño no tendría las herramientas para juzgar, por ejemplo, si una persona es respetada o no. Después de todo, la definición de lo que cuenta como "respeto" puede variar de un grupo o individuo a otro. Las personas, según lo que he observado, suelen articular bastante bien sus pensamientos sobre asuntos como lo que cuenta como "respeto".
La ciudadanía incluye no sólo las definiciones legales o los documentos (que uno posee o no posee), sino también los elementos extra-legales (vernáculos) de la ciudadanía que reconocemos en frases de la lengua común, que señalan ciertos niveles como, por ejemplo, la ciudadanía de primera clase o de segunda clase. En una democracia se busca minimizar la ciudadanía de segunda clase y se aspira a la ciudadanía de primera clase para todos. Tal noción afirma que la ciudadanía se define en las relaciones que los ciudadanos tienen con el estado y también en las relaciones entre los ciudadanos mismos, ya sea en los barrios, las escuelas, los hospitales, los lugares de trabajo o las asociaciones voluntarias. Estos asuntos de ciudadanía incluyen un sentido de pertenencia, de tener voz y de que esa voz sea escuchada.
Biografía
Renato Rosaldo. Profesor de Antropología Cultural en la Universidad de Nueva York. Recibió la licenciatura en Letras y el doctorado en Antropología de la Universidad de Harvard. Ha sido Presidente de la Sociedad Norteamericana de Etnología y director del Programa de Estudios Latinos en NYU.