Nada que ver (composiciones escénicas sobre el yo) es una pieza unipersonal creada y ejecutada por Teresa Hernández, explorando el tema del Yo. Seducida por las contradicciones que se juegan al hablar sobre el "yo" sin referencias al "otro", la artista ejecuta la pieza en siete pedazos (divididos en dos actos, "Post-Infarto" y "Parada") combinando monólogos, danza experimental y video, en un tipo de autobiografía-en-flujo; un ejercicio que cuestiona el proceso mismo de la introspección autobiográfica. En la pieza, la primera persona dramática (común en la autobiografía) se une con la tercera persona, resultando en una multitud de personajes a través de los cuales Hernández presenta, camaleónicamente, las duras lecciones de lo que significa, en este tiempo, ser una artista experimental del escenario en Puerto Rico.