En Jardín de otoño, dos solteronas, Rosalia y Griselda, viven juntas en una vieja mansión. Rosalia es la propietaria de la vivienda, mientras que Griselda alquila un cuarto. Las vidas de ambas mujeres giran en torno a la televisión, especialmente las telenovelas. A través de todas las telenovelas que ven, ellas siguen fielmente a su galán favorito: Mariano Rivas. Como admiradoras devotas, ellas fantasean con él toda la tarde. Poseídas por las pasiones de las escenas de la televisión, Griselda y Rosalía deciden cometer un acto de transgresión personal que trasciende los límites de su mundo: secuestran a Mariano Rivas y lo traen a la mansión, donde lo obligarán a reproducir los besos apasionados de su teleteatro.
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Extracto
Acto I
PRIMERA ESCENA
(Sobresaltada por sus propios sueños Rosalía pega un grito. Se levanta intempestivamente y apaga el televisor. Se reubica. Ve a Griselda dormida.)
ROSALÍA: ¿No habíamos quedado en algo para esta noche vos y yo? (Griselda duerme profundamente. Trata de serenarse. Se sienta. Pausa. Se levanta y abre la ventana). Mirá qué luna. Toda para nosotras. Pero ¿vos qué sabés de la luna? Vos no tenés la fuerza necesaria para quedarte despierta conmigo. Yo ya lo sabia. Y además estoy tan acostumbrada... Si yo pudiera dormir así... con el cuerpo relajado y las manos tan caídas. (Le acaricia la cabeza) como una criatura cansada de jugar que cae rendida después de comer el flan con dulce de leche. Ni buenas noches me decís... ni buenas noches... Yo tampoco te diría buenas noches... (Se acerca a la ventana y mira la luna en silencio) La luna está muerta de risa hoy. Se ríe de vos que ibas a pasar la noche despierta. ¿Vos no te quedabas despierta toda la noche en Carnaval?
GRISELDA: ¿Hoy es Carnaval?
ROSALÍA: No ves cuántas cosas te perdés...
GRISELDA: ¿Qué hora es?
ROSALÍA: Si te digo la una, si te digo las dos, si te digo las tres, si te digo las cuatro...
GRISELDA: ¡Son las cuatro! (Va a sentarse alarmada por la hora).
ROSALÍA: Son todas las horas que vos no conocés.
GRISELDA: Por que yo no tengo insomnio.
ROSALÍA: Insomnio. Qué palabra. Como moño. Moño. Insomnio. Somnio. Yo no tengo insomnio. Vos tenés insomnio.
GRISELDA: Exactamente. Yo tengo somnio. ¿No podemos apagar un poquito la radio? Son la cuatro de la mañana, hijita.
ROSALÍA: No son las cuatro. Son las doce y media de la noche.
GRISELDA: ¿Y es carnaval?