Esta obra de Augusto Boal muestra la trayectoria de un personaje simbólico, Zé da Silva, durante su lucha contra el hambre. Sus aventuras comienzan después de que pide un aumento de sueldo y lo despiden por ello. Zé da Silva luego tiene que enfrentarse a varios retos: precios que suben tan rápido que ni siquiera le da tiempo de llegar a la feria; un ángel de la guarda que cobra regalías por el capital extranjero cada vez que Zé consume cualquier cosa, incluyendo café brasileño propiedad de las corporaciones multinacionales; la falta de camas en los hospitales pertenecientes al sistema de salud nacional; y las promesas vacías de los políticos en tiempos electorales. La obra explora los efectos cómicos de la demagogia a través del humor accesible, las caricaturas, las situaciones de farsa, la acrobacia y la percusión animada. El público está invitado a participar y los actores no están satisfechos en permanecer en el centro del círculo. Así pues, trabajan con las provocaciones del público, caminan entre ellos, hablan con ellos y les piden consejo, construyendo una complicidad por medio de los temas que se discuten.